Querido Uriel

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cartaCarta motivada por ‘Uriel Kon: “Israel está acabado. No quiero vivir con la vergüenza”.’

Querido Uriel:

Tu artículo estremecedor ha tocado las fibras más profundas de mi ser. Sé que tienes razón- que los síntomas que describes con tanto dolor son reales- no son un invento de un pesimista amargado ni fruto de una perversa visión retorcida. Comparto contigo el análisis de la angustiante situación en la que vivimos y esa impotencia desgarradora de quien quiere evitar que el país se haga trizas y no lo consigue. Tal vez no esté tan seguro de tu prognosis de que a este ritmo el país desaparecerá pero lo que tengo claro, es que de esta forma, no tiene derecho a existir. Hay momentos en que una nación pasa por un eclipse ético y moral y este es uno de los momentos más opacos de nuestra historia.

A pesar de todo, te pido que no te vayas. En estas horas de desasosiego no podemos sucumbir ante la desesperación, darnos el lujo de abandonar la causa y levantar bandera blanca. A pesar de tantos años de lucha inerte, todavía me aferro a la lucha por un Israel distinto, humanista, ético, moral. Ante todo porque creo que nada más judío que luchar contra la idolatría, destrozar todos los ídolos paganos, y lo que nosotros hacemos es destrozar al ídolo nacionalista. Todavía creo que podemos ser gestores de un destino mejor y frente a tanta barbarie debemos hacer un esfuerzo mancomunado- tú y yo en Jerusalén, y tantos judíos de buena voluntad, dispersos ahí donde se encuentren, para acabar con todas estas aberraciones. No solo comprendo tu sensación- la comparto! Pero sigo creyendo que no todo está perdido, que todavía es factible luchar desde adentro contra esa contaminación moral que asfixia a todo lo que crece en esta tierra. Emigrar significa escapismo, y tal vez yo también lo haría si tuviera hijos pequeños para proteger. Pero a pesar de comprenderlo, reafirmo mi compromiso con la lucha pacifista. Gaza 2014 es la prueba contundente de la importancia de resistir la ocupación, socavar los fundamentos del sistema que posibilita esta barbaridad.

¿Está todo perdido? ¡Creo que todavía no!  Nos resta mucho por hacer y aquí te mando una lista parcial: Debemos evitar que la apatía domine al pueblo, quebrar el conformismo, hacer que la gente sienta malestar por los agravios que ocurren  a pocos quilómetros de sus casas. Hoy más que nunca debemos perturbar la tranquilidad del que no quiere saber y del que sabe pero no quiere entender. Debemos hacer todo lo posible para desmantelar esa frase impune  “esta es una guerra justa”, y evitar que la gente pierda la vergüenza, se evada de responsabilidad por las atrocidades que este maldito gobierno está realizando en su nombre. Debemos poner un gran espejo frente a los ojos del pueblo para que vea cómo la ocupación los va deformando y mostrar constantemente que hay alternativas. Frente a la excusa de que «no hay interlocutor»  nosotros debemos demostrar que hay con quién hablar, que hay de qué hablar, incluso en las filas del Hamás y que juntos podemos llegar a un acuerdo de paz. Ambos podemos demostrar que aquella teoría derechista que sostiene que con los árabes no se puede vivir en paz es una falacia. Juntos podemos romper ese círculo vicioso y estéril de las políticas nacionalistas,  destrozar su dialéctica perversa, y tal vez, haciendo un esfuerzo conjunto, salvar al país de sí mismo, desactivar ese mecanismo de autodestrucción que funciona en Israel desde el 67 o tal vez antes. Si la ocupación necesita silencio, pasividad y estabilidad para gobernar impunemente, nuestra función, Uriel, es desestabilizar el sistema para que el gobierno no pueda atropellar impunemente.  La ocupación florece en base en la pasividad, tú eres uno de aquellos que se niegan a ser sumisos. Por eso te necesitamos. ¡No te vayas!

Meir Margalit- Jerusalén.

29 julio.

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