El 11 de abril de 1950 una familia de inmigrantes del Yemen denunció por primera vez la desaparición de un recién nacido a las autoridades. La denuncia fue mandada por carta directamente al ministro de policía, Bechor Chetrit, pero este nunca respondió. La familia volvió a comunicarse por carta con el ministro el 8 de mayo del mismo año, también esta segunda denuncia fue respondida con silencio.
Entre los años 1948 y 1954, 3.500 familias, la mayoría de ellas de origen yemenita, denunciaron la desaparición de recién nacidos en hospitales israelíes. En muchos casos los niños desaparecieron inmediatamente al nacer, en otros casos los niños desaparecieron al ser traídos al hospital para exámenes regulares.
Casi 50 mil inmigrantes del Yemen habían llegado al país con la creación de Israel y habían sido alojados en cuatro campamentos temporarios, Rosh Ha’ayn, Beit Lid, Ein Shemer y Atlit. En estos campamentos los padres vivían en tiendas de campaña y los niños en barracas o estructuras más estables. En caso de que los niños fueran derivados a hospitales, los padres no podían pasar la noche con ellos pero las madres podían venir a visitarlos para amamantarlos.
Los padres de los niños describen los casos de desaparición maneras similares. Los padres que llegan a visitar a sus hijos al hospital y se les informa que el niño ha muerto y ya fue enterrado. En muchos casos se trata de niños que habían llegado al hospital para exámenes regulares sin enfermedades previas. Las explicaciones se daban solo oralmente y los padres nunca recibieron certificados de defunción. En muchos casos los niños desaparecidos recibieron órdenes de enrolamiento del ejercito israelí al llegar a los 18 años. Cerca de 30 niños fueron devueltos a sus padres después de vigorosas protestas.
A raíz de la protesta pública se crearon tres comisiones de investigación sobre la desaparición de los niños. En 1967 se estableció una comisión parlamentaria de investigación, la comisión Bahlul-Minkowski y en los años 80 se estableció la comisión Shalgui. Ambas comisiones habían declarado que la idea de la desaparición de los niños emerge del dolor y de la imaginación de los padres. Ambas comisiones terminaron adoptando el discurso oficial de que los niños habían muerto.
En 1995, tras un levantamiento armado en Yahud dirigido por el Rabino Uzi Meshulam, se estableció una tercera comisión de investigación, y esta publicó sus resultados en el 2001. Si bien como era de esperar, también esta comisión llegó a la conclusión de que la mayoría de los niños habían muerto, ella nunca pudo explicar qué es lo que ocurrió con los niños desaparecidos que no habían muerto.
Es más, en esta comisión se presentaron testimonios que subvertían el discurso oficial explicando qué había ocurrido con los niños: estos eran transferidos a instituciones del laborismo o de los partidos de la coalición gubernamental y más tarde eran dados en adopción.
En otros casos, los niños eran dados en adopción fuera del país. Una enfermera que trabajaba en el centro médico de Ein Shemer cuenta que los niños desaparecían cuando llegaban visitas extranjeras.
“Muchos niños desaparecieron cuando un grupo de personas que hablaban francés e inglés estuvieron en el campamento por dos semanas. Casi todos los días desaparecían uno o dos niños que por lo general tenían buena salud. Estos niños estaban de buena salud cuando terminaba mi turno de trabajo pero ya no estaban en sus camas cuando yo volvía al otro día. Cuando preguntaba qué había ocurrido, me decían que les había subido la fiebre y los habían transferidos al hospital Rambam de Haifa. Nadie volvía del Rambam. Había también una señora norteamericana de la cual nunca sospeché nada, pero los niños que ella examinaba siempre se enfermaban y eran transferidos al hospital Rambam en Haifa”.
En esta última comisión de investigación hubo también enfermeras que explicaron que las trabajadoras sociales decían que era mejor transferir los niños a familias adoptivas, que podrían darles una educación mejor que la educación árabe que recibirían de sus padres inmigrantes del Yemen.
La comisión de investigación del 1995 fue la última oportunidad de hablar con testigos directos, padres, enfermeras y funcionarios que podrían haber explicado la desaparición de los niños inmigrantes del Yemen. Hoy, los padres ya han fallecido sin encontrar a sus hijos, y este crimen ha quedado impune.
Debe estar conectado para enviar un comentario.