«Bajo este régimen singular, no solo existen líneas de autobuses segregadas sino también ciudades y pueblos segregados, incluso sistemas legales segregados. En la misma pequeña parcela de tierra gobernada por un único régimen, unos tienen libertad de movimientos y otros no. Unos tiene libertad para expresarse políticamente y derecho a protestar; los otros no. Una población tiene derecho a asociarse sindicalmente; la otra no. Unos tienen derecho a vivir con su cónyuge y su familia; otros no. Unos tienen derecho a andar por algunas calles; otros no. Unos viven bajo el temor de perder su casa si un familiar comete un crimen atroz; otros no. Unos reciben apoyo del gobierno para crear nuevas comunidades; otros se enfrentan a las demoliciones y las expulsiones. Unos tienen impunidad casi absoluta para cometer crímenes de odio contra los otros; estos otros no.»
La segregación en Israel no comienza ni termina en los autobuses
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