Fue en Hebrón
el encuentro.
En una calle
de piedras
que bajaba a la mezquita
Mohamed me dijo
que trece años tenía
y en inglés nos comunicamos.
Un argentino
de apellido judío,
que no habla hebreo.
Y un niño
palestino,
que sí habla ingles,
con cincuenta años
entre ellos,
compartieron miradas.
¿Qué es eso?
pregunté,
al ver una barrera
entre nosotros
y la mezquita
Él, seguro que
lo explicó muy bien,
pero yo no sé
tanto inglés.
Fue entonces
que el soldado israelí,
casi un niño también,
gritó que yo podía pasar
pero el dueño de casa
no.
Volvimos, pues,
por la calle de piedras
¿Y qué piensas de ellos ?
le dije apenado
Sus manos fueron
al cuello
al suyo, se entiende, ¿no?
y apretó lentamente
mientras decía
I cannot stand them
y eso sí que lo entendí
Es que yo también
alguna vez,
hace como una vida,
tomé una piedra
y puse mis sueños a volar
en ella
Igual que los sueños
que vuelan con las piedras
del niño palestino.
¿Mohammed triunfará?
¿Quién lo puede saber?
Pero, ahora que reviso
mis bolsillos
veo que alguna piedra sigue
allí.
Para volar
con las tuyas Mohammed.
Para volar.
—
José Schulman
Debe estar conectado para enviar un comentario.