
Ahmed Dawabsheh cicatrizando, único sobreviviente del ataque terrorista de los colonizadores israelíes
Por Richard Silverstein.
El pasado jueves trajo más de un atropello cotidiano por parte de Israel, dos exactamente. El ministro de Defensa, Avigdor Lieberman, rechazó la solicitud de un niño de 8 años, Ahmed Dawabshe, para recibir la compensación oficial ofrecida a todos los judíos israelíes víctimas de terrorismo.
La historia comenzó cuando la madre, el padre y el hermano bebé del sobreviviente fueron quemados vivos por terroristas colonos israelíes, cuyos atacantes aún no han sido procesados por sus crímenes, aunque han pasado casi dos años.
Lieberman afirmó que Israel no podía reconocer a Dawabsheh como víctima de terrorismo porque no es ciudadano israelí. Tenga en cuenta que los colonos judíos que incineraron a sus padres y a su hermano viven justo a su lado en la ocupada Cisjordania y son ciudadanos israelíes. Sin embargo, él no lo es, por lo que se le niega el reconocimiento de víctima.
Israel insultó aún más a la víctima mediante la presentación a la Autoridad Palestina de una cuenta médica de 250 mil dólares por el cuidado de Ahmed. Los palestinos se indignaron por esta desfachatez afirmando que Israel estaba cargando a Ahmed con su propio cuidado. Entonces, las autoridades israelíes recurrieron al sofisma: no habían presentado ninguna factura a Ahmed, con lo que suponían que el mundo iba a interpretar que Israel no presentó ninguna factura, lo que es mentira.
Además esos colonos no sufrieron la demolición de sus casas por su ataque terrorista, como cualquier atacante palestino. Y debido a que uno del grupo de atacantes era un shabak (miembro de los servicios de seguridad Shin Bet), este individuo ni siquiera fue nombrado, ni acusado ni procesado en Israel, pero sí desenmascarado.

Una foto recuperada del incendio que asesinó a la familia Dawabsheh
Asesino de masas se casa con una judía y burla la justicia
El segundo atropello fue un ultraje del Tribunal Supremo que se rehusó a extraditar a un exasesino de masas argentino que se casó con una judía para escapar precisamente de la persecución por crímenes de guerra. Gracias a la “justicia” de Israel, Teodoro Gauto no se enfrentará a la justicia por sus crímenes.
La Corte se negó a revocar su ciudadanía. Argumentó que su buen comportamiento en los catorce años desde su llegada a Israel borró cualquier crimen que cometió de antemano. En esencia, los jueces argumentaron que si usted es una buena persona mientras vive entre judíos, no importa a cuántos mató previamente. Todo esto quiere decir que esta persona nunca sería extraditada a la Argentina para su enjuiciamiento.
Una ironía que Uri Strauss señaló en un comentario de Facebook: Israel nunca dejó de secuestrar criminales de guerra en Argentina y trasladarlos a Israel para enfrentar a la justicia. Quizás Argentina podría querer tomar el truco de los jugados de Israel y secuestrar a Gauto para llevarlo a Argentina para que se presente ante un tribunal de guerra argentino. Si eso sucede estoy seguro de que chillarían por la violación de la soberanía israelí. Pero, ¿desde cuándo Israel ha honrado el concepto de soberanía nacional cuando no era de su interés hacerlo?
El caso contra Gauto fue llevado por un argentino judío, cuyo hermano fue asesinado en la misma instalación en la que este asesino sirvió durante los años de la junta militar. Gauto, en respuesta a los cargos, afirmó que no era ningún criminal, sino más bien un investigador de bajo nivel que estudió la ideología de izquierda en nombre de los verdaderos asesinos.
Como ya he dicho aquí antes, décadas atrás el Tribunal Supremo representó el último bastión de la democracia en este país sumido en la ignorancia. Pero ahora sus filas han sido infiltradas por los jueces de los colonos de corte derechista, cuyas decisiones harían el orgullo del poder judicial de la Alemania nazi. Ellos arrancan bebés musulmanes de sus madres biológicas y los ofrecen a padres adoptivos judíos ortodoxos por motivos racistas.
Ahora el Tribunal Supremo de Israel es sólo otra de las agotadas, instituciones disfuncionales y racistas que conducen a este país por el camino de la autodestrucción. Los días de la defensa de la justicia o la democracia han quedado largamente atrás.
(Tomado de Rebelión)
Fuente: Cubadebate.
Nota de Los Otros Judíos: Discrepamos con el autor en relación a la «democracia» israelí, una teocracia no es democrática.
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