Los pueblos del mundo están demostrando su solidaridad con Palestina y pidiendo, entre otras cosas, que el Estado sionista pare la masacre en Gaza. Tras 36 días, solo algunos gobiernos de Nuestra América se han expresado en contra de los ataques de Israel. Estados Unidos, Canadá, Europa y los países árabes siguen con su complicidad asquerosa. Pero cuando acabe el bombardeo «definitivamente», ¿habrá terminado el problema? ¿Dejamos las calles y volvemos con la conciencia tranquila a nuestras casas?
El genocidio del pueblo palestino empezó incluso antes de 1948, con el nacimiento de la ideología sionista.
“El movimiento sionista se formó a finales del siglo XIX, con el objetivo de crear una patria para los judíos a través de la formación de un “… movimiento nacional para el retorno del pueblo judío a su patria y la reanudación de la soberanía judía en la tierra de Israel… La creación de un Estado nacional judío en un país con una muy pequeña minoría judía sólo podría ser concebible mediante el desplazamiento forzoso de la población indígena existente junto con la implantación de nuevos colonos judíos… La idea de «transferencia» en el pensamiento sionista ha sido rigurosamente trazada por Nur Masalha en su “La expulsión de los Palestinos. El concepto de «transferencia» en el pensamiento político sionista, 1882-1948”, y se resume en las palabras de Israel Zangwill, uno de los primeros pensadores sionistas que, en 1905, declaró que «si queremos dar un país para un pueblo sin país, es una tontería permitir que sea el país de dos pueblos». Yosef Weitz, ex director del Departamento de Tierras del Fondo Nacional Judío, fue aún más explícito cuando, en 1940 , escribió que: «… Debe quedar claro que no hay lugar en el país para ambos pueblos (…) la única solución es la Tierra de Israel, al menos una Tierra de Israel occidental sin árabes. No hay espacio aquí para el compromiso. (…) No hay otra opción que transferir a los árabes de aquí a países vecinos (…) No se puede dejar ni un solo pueblo, ni una sola tribu de beduinos…”.1
Una de las acciones que todos podemos poner en práctica es no comprar productos con el código de barras 729, que es el código que corresponde a Israel.
¿Y qué es la campaña BDS?
La campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel nace en el 2005 con un llamado lanzado por más de 170 organizaciones de la sociedad civil palestina a la comunidad internacional pidiéndole que aplique dichas medidas coercitivas “hasta que Israel cumpla con el Derecho Internacional y los principios universales de los Derechos Humanos”.
Ante el fracaso continuado de las “conversaciones de paz” entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tuteladas por Occidente desde 1991 (Conferencia de Madrid) y la violación sistemática e impune de la legalidad internacional por parte de Israel, la sociedad civil palestina decidió pasar a la acción y lanzar esta campaña internacional no violenta. La campaña palestina de BDS se inspira en la campaña similar que se aplicó contra el régimen de apartheid sudafricano, y que contribuyó decisivamente a la caída de aquel régimen racista.
El BDS busca poner fin a las políticas que el régimen sionista implementa en Palestina desde 1948, cuyos tres rasgos principales son: ocupación, colonización y apartheid. La campaña no se dirige contra las ciudadanas y ciudadanos del Estado judío, ni mucho menos contra los judíos del mundo (muchos judíos participan en el BDS, también dentro de Israel), sino contra las instituciones que sostienen y financian dicho régimen opresor. Hay que destacar que esta campaña nace en el seno de la propia sociedad palestina y se proyecta hacia el exterior. Ello le da una legitimidad y una fortaleza ética enormes, evitando así los riesgos de caer en el paternalismo y el eurocentrismo en la solidaridad internacional con Palestina.
¿Hasta cuándo estará activa la campaña de BDS? Hasta que Israel cumpla sus tres demandas centrales, todas ellas fundamentadas en el respeto al Derecho Internacional y los Derechos Humanos:
El fin de la ocupación y colonización de todas las tierras árabes tomadas en 1967 (Jerusalén Este, Cisjordania, Franja de Gaza y Altos del Golán sirios) y el desmantelamiento del Muro;
El otorgamiento de plenos derechos a los ciudadanos árabe-palestinos de Israel (que son un 20% de la población del Estado judío); y
El respeto, protección y promoción del derecho de los refugiados palestinos a retornar a sus casas y propiedades, tal como lo estipuló la resolución 194 del Consejo de Seguridad de la ONU (hoy suman más de cinco millones según la UNRWA).2
Empresas que ayudan a financiar al Estado sionista3
Hummus y BDS
La semana pasada estuve en el pueblo de Zumárraga hospedándome en la casa de mi amiga (casi) palestina Antzine Biain y me ofrecí para hacer hummus. Compramos los ingredientes que faltaban: garbanzos, limón y tahini. Subo las compras al departamento y recién allí se me ocurre verificar el código de barras. ¡Horror! ¡El tahini tiene el código 841! Hacía unos días había empezado a circular lo que se ve en la siguiente foto:
Cuando Antzine llegó, le relaté el horror de que justo nosotras hubiéramos comprado un producto de la marca Monki con el código 841, que en realidad debería ser boicoteado. Volvimos a la herboristería, le explicamos a la dueña (que entendió perfectamente) y lo cambiamos por otro tahini (3 euros más caro). Regresamos a casa y Antzine se puso a revisar los códigos de barras de los otros productos que tenía en su despensa y heladera. Más horror: 841 por todos lados, los tentáculos sionistas estaban en las lentejas, el atún, la mayonesa, ¡la cerveza! “No es posible”, dije, “aquí tiene que haber un error”. Efectivamente, investigando en internet descubrimos que el código de barras 841 pertenece a España y el 871, a Holanda. Por lo tanto, el único código (hasta ahora) que le corresponde a Israel es el 729. La conclusión es que para cualquier otro código hay que fijarse en el origen: si es Made in Israel, ese producto no se debe comprar si estás de acuerdo con el boicot.
No se olviden de que uno de los motivos de la caída del régimen de apartheid de Sudáfrica fue el boicot comercial, deportivo, cultural, académico, etc.
La «crisis» en Palestina no termina con el alto al fuego “definitivo-hasta-el-próximo-bombardeo”. La Ocupación israelí de Palestina sigue su curso, los colonos continúan en sus fortificadas colonias, la reconstrucción de Gaza será muy complicada, la cárcel a cielo abierto no será desmantelada, niños palestinos seguirán siendo encarcelados, las humillaciones cotidianas aún serán la diversión de los soldados israelíes, el gobierno y la mayoría de los israelíes insistirán en que son las eternas víctimas y por eso el Estado de Israel deberá tener carácter judío, lo que para ellos es muy democrático y justo, las resoluciones de la ONU (sin comentarios), el Derecho Internacional y los derechos humanos (entre ellos el derecho al retorno) del pueblo palestino seguirán siendo violados sistemáticamente.
Por eso, todos tenemos un arma para contribuir a que el largo y planificado genocidio del pueblo palestino se acabe y que la propaganda israelí deje de tener efecto. Esa herramienta es el BDS. De cada uno de nosotros depende…
Fuentes:
1 El constante desplazamiento forzoso del pueblo palestino. Por Amjad Alqasis.
Una aplicación llamada Buycott disponible para iOS y Android ofrece a sus usuarios una opción nueva: detectar mediante el código de barras todas las mercancías fabricadas en Israel o por empresas pertenecientes a ciudadanos israelíes y boicotearlas.
La iniciativa es la respuesta de un grupo de programadores a la operación militar desplegada por las Fuerzas Armadas israelíes a Gaza. La primera posibilidad que ofrece la aplicación, evitar los productos fabricados en un país determinado, es algo que siempre ha estado al alcance de todo el mundo como opción individual. Sin embargo, para saber ‘quién es quién’ entre los fabricantes de todo el mundo y descubrir qué relación tienen los empresarios con Israel la plataforma necesitó algunas actualizaciones.A largo plazo, Buycott tiene muchas utilidades gracias a su amplia base de datos. Actualmente en la ‘app’ existen campañas para proteger a las focas, para detener la caza de ballenas que llevan a cabo marineros japoneses, luchar por la igualdad de la comunidad LGBT o boicotear a las empresas que apoyan las polémicas leyes SOPA y PIPA o que tienen contratos con la multinacional Monsanto.La campaña más popular ha sido la que buscaba la verdad sobre la presencia de sustancias genéticamente modificadas en los alimentos, que ha conseguido más de 350.000 seguidores. Entre otras campañas disponibles figura la destinada a evitar los productos fabricados en los asentamientos ilegítimos judíos en Cisjordania, una causa que no pierde la actualidad por mucho tiempo que transcurra.Pero el apoyo a Palestina no se limitó a esta primera iniciativa que, junto con otras dos campañas simpatizantes con los palestinos, ha conseguido más adhesiones que las iniciativas para eludir los OGM.
La que más ha crecido es una iniciativa recién lanzada que lleva por nombre ‘Mantén la calma y salva Gaza’ (‘Keep Calm & Save Gaza’). «El boicot a los productos israelíes y a las compañías que apoyan a Israel es una solución pacífica para ejercer presión internacional sobre el ‘apartheid’ israelí, y sigue los pasos del acertado boicot contra el ‘apartheid’ sudafricano», reza la explicación que ofrecieron los programadores.
En el mundo árabe incluso ha aparecido una breve guía audiovisual sobre cómo evitar todo lo vinculado con Israel con la ayuda de un dispositivo móvil con cámara. El vídeo explica cómo pueden unirse a la campaña todos aquellos que condenan la política de Israel y su modo de actuar en el enclave palestino en las recientes semanas.
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