Archivo de la categoría: Solidaridad

Encuentro con Stop the Wall en Buenos Aires

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stopthewallLa coordinadora de Relaciones Internacionales de Stop the Wall, Maren Mantovani informará sobre las actividades a realizarse en el marco del Año Internacional de Solidaridad con Palestina. Durante el evento tendrá lugar un video conferencia con Jamal Jumá, quien no pudo ingresar al país por inconvenientes en el visado correspondiente.

En el marco del Año Internacional de Solidaridad con Palestina, instaurado recientemente por las Naciones Unidas, y en conmemoración del 10° aniversario de la declaración del Tribunal Internacional de La Haya declarando ilegal el muro que levanta Israel en territorio palestino, comúnmente llamado Muro del Apartheid, visitaría Buenos Aires el coordinador de la campaña Stop the Wall, Sr. Jamal Jumá.

Con la intención de coordinar acciones solidarias con el pueblo palestino, invitamos a las organizaciones de derechos humanos, sociales y políticas a la reunión que tendrá lugar el día lunes 3 de febrero a las 19 horas en la sede de la Federación de Sociedades Gallegas, Chacabuco 955, 1°, C.A.B.A.

Esperando contar con su presencia los saluda:
Federación de Entidades Argentino-Palestinas

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Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino, hoy 29 de noviembre

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29 noviembre Veamos un poco de la actualidad en la Palestina ocupada.

ONU declara a 2014 Año Internacional de Solidaridad con Palestina

La mayoría de los palestinos consideran que las conversaciones de paz son un error

ONU suspende proyectos constructivos en Gaza por bloqueo israelí

Jornada de luto en Hebrón por tres palestinos asesinados en operación de Israel

La hipocresía sigue: Presidente de Israel aseguró que la paz con Palestina es ‘urgente’ y también ‘posible’

ONU denuncia que 1.7 millones de habitantes en Gaza sufren falta de energía Fortaleciendo la sostenibilidad del olivar en los Territorios Ocupados Palestinos

Imponen textos escolares israelíes a niños palestinos cambiando mapas e historia palestina

 

Solidaridad con Palestina en un minuto

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Del blog de nuestro amigo Iroel Sánchez, La Pupila Insomne.

carla

La estudiante de cine en la Universidad de las Artes de La Habana, Carla Valdés León, ha realizado este corto de un minuto de duración.

Hace unos meses, mucho se dijo sobre lo que significaría la irrupción, en vivo, del canal multinacional TeleSUR en los hogares cubanos. Creo que aquí hay una lectura novedosa. Se titula Rumbo a Gaza y se las recomiendo por su belleza y capacidad de síntesis.

«La existencia de Israel se basa en una continua limpieza étnica de la población palestina»

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Victoria Buch

Victoria Buch

Por Victoria Buch.*

Historia y «moral» de la limpieza étnica

Llegué a Israel hace 40 años. Me llevó muchos años comprender que la existencia de mi país en su forma actual se basa en una continua limpieza étnica de la población palestina. El proyecto se inició hace muchos años. Sus semillas se remontan a la falacia fundacional del movimiento sionista, que se propuso establecer un Estado nacional judío en un lugar habitado por otra nación. En estas condiciones a uno le asiste, a lo sumo, el derecho moral de luchar por un Estado binacional. El establecimiento de un Estado nacional implica más o menos por definición la depuración étnica de los anteriores habitantes.

Albert Einstein se percató de esta falacia hace mucho tiempo.

Poco después de la Primera Guerra Mundial, «Einstein se quejó de que los sionistas no estaban haciendo lo suficiente para llegar a un acuerdo con los árabes palestinos … Él era partidario de una solución binacional en Palestina y previno a Chaim Weizmann contra el nacionalismo de “estilo prusiano»». [1]

Pero el movimiento sionista hizo oídos sordos a esas advertencias. Así que aquí estamos, casi un siglo después, con un Estado nacional judío dominado por nacionalistas militaristas y por militantes entregados con celo a la tarea de colonizar y “judeizar” el territorio bajo control israelí a ambos lados de la Línea Verde (la frontera de 1967). El proyecto ha sido llevado adelante ininterrumpidamente y sin descanso por parte de todos los diversos gobiernos israelíes, recientemente al amparo de unas «negociaciones» de pacotilla con el Presidente Abbas.

La mayoría de las instituciones israelíes participan en dicho proyecto. Generación tras generación, los jóvenes israelíes ingresan en el ejército para ofrecerle la cobertura militar necesaria. La muchachada israelí ha sido sometida a un lavado de cerebro para que pueda creer honestamente que el ejército lucha “por la existencia de Israel”. Sin embargo, en opinión de la autora de este artículo y de muchas otras personas parece evidente que la supervivencia de la comunidad judía en este país depende de establecer mecanismos viables de convivencia con los palestinos. De modo que bajo el lema de «lucha por la existencia» el Estado de Israel está llevando a cabo un proyecto de naturaleza esencialmente suicida.

Esta perspectiva de larga data que permea la visión de las clases gobernantes israelíes quedó resumida sucintamente en un libro recientemente publicado por un académico estadounidense llamado Saree Makdisi: Palestina Inside Out. El libro «sugiere que la ocupación no es más que otro rasgo más de la vigente política israelí de expulsar lentamente de sus tierras a la población nativa palestina. Esta política es anterior a la fundación del Estado y todas las prácticas que desarrollan los ocupantes (asentamientos ilegales, confiscación de tierras, demolición de viviendas, etc.) sirven a ese objetivo final”. [2]

Si usted descree de la afirmación anterior deténgase a considerar una serie de declaraciones realizadas por el propio David Ben Gurion en una época anterior incluso a la creación del Estado de Israel (Ben Gurion fue líder del movimiento sionista antes de 1948 y el primer Primer Ministro de Israel a partir de 1948):

«La transferencia forzosa de los árabes [palestinos] de los valles del Estado judío propuesto [por el plan de partición de la ONU] podría darnos algo que nunca tuvimos, ni siquiera cuando vivíamos en nuestra propia tierra en la época del primer y segundo Templos… Nos están dando una oportunidad con la que jamás nos atrevimos a soñar ni en nuestras más descabelladas fantasías. Esto es más que un Estado, gobierno y soberanía: esto es la consolidación nacional en una patria libre». [3]

«Gracias a la transferencia forzosa [de la población nativa palestina, dispondríamos de] un vasto territorio [para establecer asentamientos]… Yo apoyo la transferencia forzosa. No veo nada inmoral en ella». [3]

Durante la guerra de 1948 cerca de dos tercios de los palestinos que acabarían convirtiéndose en refugiados fueron expulsados de sus hogares por el incipiente ejército israelí y un tercio se convirtieron en refugiados para escapar de los peligros de la guerra. A toda esta gente (entre 750.000 y 1.000.000 de personas) se les impidió regresar a Israel tras el acuerdo de armisticio. Sus casas y bienes fueron arrasados o apropiados por el Estado israelí.

Entre los habituales mantras que recitan los israelíes para justificar lo anterior figura éste: «Israel aceptó el plan de partición de la ONU y los árabes no, por lo que todo lo que ocurrió después es culpa los árabes». Lo que taimadamente se omite al decir eso es que los árabes palestinos constituían entre un tercio y la mitad de la población del territorio asignado al hogar nacional judío (según diversos informes de las Naciones Unidas). ¿Por qué deberían estas personas, cuyos antepasados vivieron allí durante generaciones, aceptar vivir en una patria ajena? Imagínese, por ejemplo, la reacción de los franceses belgas si la ONU designara a su país como «hogar nacional flamenco».

Pero el principal mantra con el que se aporrea la conciencia de cada ciudadano israelí desde el jardín de infancia es el argumento de que en 1948 se trataba de «o ellos o nosotros», «los árabes nos habrían arrojado en el mar si no hubiéramos establecido un Estado de mayoría judía y no hubiéramos creado un ejército poderoso», etc. Tengo mis dudas sobre ese sonsonete, pero supongamos que por un momento que las cosas hubieran sido efectivamente así. Entonces llegó el año 1967 y la Guerra de los Seis Días.

Otro capítulo en la «lucha por la existencia» de Israel en contra de árabes recalcitrantes que seguían intentando arrojarnos al mar. En un primer momento eso es lo que parecía. Yo, al igual que la mayoría de mis compatriotas, me creí durante muchos años que 1967 fue de hecho un momento de peligro existencial para Israel. Hasta que me tropecé con algunas elocuentes palabras pronunciadas por nuestros propios líderes [4]:

«(a) The New York Times citó el discurso que el Primer Ministro Menachem Begin (1977-83) pronunció en agosto de 1982 y en el que dijo: «En junio de 1967 tuvimos una elección. Las concentraciones del ejército egipcio en el Sinaí no constituían una prueba de que (el Presidente Gamal Abdel) Nasser (1956-70) estuviera realmente a punto de atacarnos. Debemos ser honestos con nosotros mismos. Decidimos atacarlo nosotros».

(b) En febrero de 1968 Yitzhak Rabin, dos veces Primer Ministro de Israel (1974-77 y 1992-95), confesó lo siguiente al diario francés Le Monde: «No creo que Nasser quisiera la guerra. Las dos divisiones que envió al Sinaí el 14 de mayo no habrían sido suficientes para iniciar una ofensiva contra Israel. Él lo sabía y nosotros lo sabíamos».

(c) El general Mordejai Hod, Comandante de la Fuerza Aérea israelí durante la Guerra de los Seis Días, dijo en 1978: «Aquellos ochenta minutos iniciales [de la guerra de los Seis Días] fueron el resultado de 16 años de planificación. Vivíamos con el plan, dormíamos con el plan, comíamos el plan. Lo íbamos perfeccionando constantemente».

(d) El general Haim Barlev, jefe del ejército israelí, dijo a Ma ariv en abril de 1972: «En vísperas de la Guerra de los Seis Días no nos amenazaba ningún genocidio y jamás barajamos esa posibilidad».

Así pues, en lugar de «frustrar un peligro existencial» en 1967 el Estado de Israel llevó a cabo una operación militar efectiva para apoderarse de más territorio. No hay nada nuevo en esa propaganda sobre el supuesto «peligro existencial». Antes que los israelíes muchos otros conquistadores y ocupantes a lo largo de la Historia Antigua y Moderna maquillaron la adquisición de territorio por medio de la conquista embelleciéndola con eufemismos agradables tales como «destino manifiesto», «carga del hombre blanco», «difundir la verdadera religión / la cultura / la democracia», o lo que fuere.

Al lector tal vez le interese saber que la conquista de territorios realizada en 1967 por el Estado de Israel había sido vaticinada veinte años antes por Ben-Gurion en la época del plan de partición (supuestamente aceptado por los dirigentes sionistas). Véanse las siguientes citas de Ben-Gurion, recopiladas en el libro de un historiador israelí [5]:

«Así como no veo en el Estado judío propuesto una solución definitiva a los problemas del pueblo judío, igualmente no veo la partición como la solución definitiva de la cuestión de Palestina. Los que rechazan la partición tienen razón al afirmar que este país no puede ser dividido porque constituye una unidad, no sólo desde un punto de vista histórico sino también desde el punto de vista físico y económico».

«Una vez establecido el Estado [judío] crearemos un gran ejército, aboliremos la partición y nos expandiremos a toda Palestina».

Me pregunto si en algún momento de la historia ha habido alguna asociación de personas que se haya apropiado de bienes ajenos por la fuerza bruta y que se hayan juzgado a sí mismos con tanta indulgencia. Una y otra vez los conquistadores se han considerado a sí mismos como víctimas involuntarias de las circunstancias y de los bárbaros (¡sus propias víctimas!) contra los que lamentablemente tienen que proteger sus derechos. Considérense las siguientes manifestaciones de Benny Morris, un historiador que documentó la limpieza étnica de 1948. En una entrevista a Morris del año 2004 publicada en Haaretz se puede leer lo siguiente [6]:

“Q: El título del libro que ahora está publicando usted en hebreo es «Víctimas». Así pues, finalmente su argumento es que de las dos víctimas de este conflicto, nosotros [los israelíes] somos las mayores.

Morris: Sí. Exactamente. Somos las mayores víctimas a lo largo de la historia y también las mayores víctimas potenciales. Aunque estamos oprimiendo a los palestinos somos la parte más débil aquí. Somos una pequeña minoría en medio de un océano de árabes hostiles que nos quieren eliminar”.

Esta opinión es representativa de la corriente de pensamiento mayoritaria en Israel. Con el paso de los años ha sido elevada a la categoría de axioma y probablemente ninguna oferta razonable de paz (por ejemplo la última oferta saudí) será capaz de hacer mella en ella. Los israelíes están usando este eslogan para eximirse a sí mismos de la obligación humana de comportarse decentemente con los palestinos. La mayoría de judíos de Israel se han autoconvencido de que tienen un derecho moral a expropiar y expulsar a los palestinos porque los palestinos son tan bárbaros que no respondieron a las «generosas ofertas de paz» de Israel y «sólo querían arrojarnos al mar». Porque somos una nación de supervivientes del Holocausto. Mis compatriotas se veían a sí mismos como protagonistas de una versión moderna de «El Señor de los Anillos» de Tolkien, protagonizándola, por supuesto, como hermosos elfos forzados por su adverso destino a combatir a los feos íncubos palestinos (íncubos = «terroristas»). La piedad humana no se aplica a los «terroristas». Nadie hace concesiones territoriales o acuerdos de paz con «terroristas».

Lo anterior explica la masiva participación de los, por lo demás, normales y más o menos decentes israelíes en los programas de limpieza étnica actualmente en marcha. ¿Cómo si no se puede explicar que un anciano moribundo y su esposa sean sacados por la fuerza de su apartamento en Jerusalén oriental para hacer sitio a los colonos judíos? ¿Cómo comprender que el «Museo de la Tolerancia» se construya en Jerusalén sobre el solar de un antiguo cementerio musulmán? ¿O la ofensiva israelí en Cisjordania contra los orfanatos mantenidos por organismos de beneficencia islámicos? ¿O los progromos que perpetran en Hebrón y en otras partes de los territorios ocupados gángsters-colonos judíos financiados por el Estado de Israel? ¿O el sadismo generalizado con el que los soldados israelíes tratan a los detenidos palestinos? ¿O los asaltos a los hogares palestinos durante incursiones militares nocturnas en ciudades y aldeas palestinas? ¿O las demoliciones de hogares palestinos en Cisjordania y Jerusalén oriental con el obsceno pretexto de ser «construcciones ilegales»? ¿O el sistemático latrocinio de tierras palestinas para beneficio de los colonos judíos? Y así muchas cosas más [7].

La Franja de Gaza es el lugar donde el sadismo israelí con ínfulas de superioridad moral ha alcanzado nuevas cotas. La Franja está densamente poblada, en su mayor parte por descendientes de los palestinos expulsados en 1948. Mucho antes de la Segunda Intifada los israelíes confiscaron lo más selecto del territorio de Gaza a lo largo de la playa (cerca de ¼ de la superficie de la Franja) para asentar allí a unos pocos miles de colonos judíos. Así y todo, un millón y medio de palestinos de Gaza llevaban un tipo de vida normal (bajo ocupación israelí) cultivando frutas y verduras, fabricando materiales de construcción y otros productos para el mercado israelí y trabajando como jornaleros en el interior de la Línea Verde. Antes de la segunda Intifada a Israel llegaba muy poco terror procedente de Gaza.

Sin embargo, desde el comienzo de la Intifada (año y medio antes de que los palestinos lanzaran el primer cohete contra territorio israelí) el ejército israelí inició la destrucción sistemática de la Franja. Los israelíes llevaron a cabo incursiones cada pocas semanas y destruyeron fábricas y talleres, carreteras, labranzas, casas, y todo lo que se les ocurriera. Los israelíes cerraron el acceso de los gazatíes a la economía israelí. Finalmente, los desesperados palestinos recurrieron a disparar cohetes Kassam que rara vez causaban víctimas o daños reales pero que servían como excelentes pretextos para la “acción” militar israelí».

Y entonces Sharon ejecutó su brillante movimiento de propaganda: la «desconexión” de Gaza. Toda la operación se vendió como una prueba de la buena voluntad israelí. Los asentamientos israelíes de Gaza fueron efectivamente eliminados, pero el ejército se desplegó alrededor de la Franja y la convirtió en una gigantesca prisión. El estrangulamiento económico de Gaza se intensificó hasta niveles draconianos, especialmente después de que el gobierno de Hamas abortara el putsch de Fatah que habían auspiciado al alimón Israel y USA. (No soy fan de Hamás, pero su gobierno fue elegido democráticamente por los palestinos). Hamas propuso en varias ocasiones iniciar negociaciones con Israel sobre la base de las fronteras de 1967, pero los israelíes limitaron al máximo la difusión de esas propuestas de Hamas e hicieron caso omiso de ellas. Con toda seguridad esas negociaciones habrían conseguido detener el lanzamiento de Kassams, pero los dirigentes israelíes parecían interesados en que la violencia continuara. Los Kassam crearon una gran oportunidad para degustar otra ración de la propaganda del «pobres de nosotros» y fueron una gran excusa para evitar satisfacer las legítimas exigencias internacionales reclamando el fin de la masiva colonización de Cisjordania.

Por último, se negoció una tregua con Hamas. Desde el comienzo de la tregua el ministro de Defensa israelí Barak inició los preparativos para un ataque masivo contra Gaza [8]. El 14 de noviembre la tregua con Hamas fue rota deliberadamente por orden de Barak cuando los israelíes mataron a varios combatientes de Hamas. A esas muertes siguió una respuesta palestina totalmente previsible: la cancelación de la tregua y una salva de cohetes. El bombardeo fue utilizado por Barak como pretexto para justificar una operación a gran escala que incluía la masacre de cientos de gazatíes con misiles lanzados desde aviones. Esta exhibición de fuerza forma evidentemente parte de la próxima campaña electoral de Barak y Livni, al precio de centenares de bajas palestinas y de algunas israelíes (pues en el ínterin los palestinos han mejorado su puntería). En una próxima operación terrestre los soldados israelíes también son susceptibles de pagar con sus vidas esta modalidad de campaña electoral.

¿Saben cómo interpreta todo lo anterior el israelí de a pie? Así: «Nosotros, los israelíes, en un acto de auto-sacrificio, expulsamos a pobres colonos judíos de sus «hogares» en la Franja de Gaza y les dimos a los palestinos una oportunidad de vivir una existencia libre y feliz. Pero los palestinos rechazaron nuestros esfuerzos de paz y prefirieron seguir alimentando su adicción a «arrojar judíos al mar». Gaza podía haberse convertido en una nueva Singapur, pero en lugar de eso los gazatíes prefirieron disparar cohetes contra los israelíes».

La retirada israelí de Gaza fue así un movimiento brillante por parte de ese genio del mal llamado Sharon. Proporcionó al israelí medio una absolución moral general. Los palestinos les habían «decepcionado». Ahora los dirigentes israelíes pueden hacer con los palestinos lo que les plazca. No esperen ni la más mínima protesta pública por parte del público judío israelí, a excepción de una pequeña minoría de «judíos auto-odiadores» como la persona que suscribe.

Créanme, estos judíos israelíes que se inscriben en la corriente de pensamiento mayoritario no son monstruos congénitos. Simplemente, no conocen nada mejor. Desgraciadamente yo solía ser una de ellos. Entonces un día me tropecé en Cisjordania, más o menos por casualidad, con un grupo de activistas. Hice algunos amigos palestinos y finalmente llegué a comprender el carácter criminal del trato que inflinge mi país a los palestinos. Y he aprendido a hacer caso omiso de la dosis diaria de propaganda absurda que los medio de comunicación suministran a mis compatriotas en lugar de noticias. Pero, ¿cómo convencer a mis compatriotas de que no escuchen esa propaganda? No lo sé.

Por otra parte, no tiene por qué ser así. Además de los cuatro o más millones de palestinos apátridas que viven en los territorios ocupados hay cerca de un millón de palestinos que viven dentro de la Línea Verde y que tienen ciudadanía israelí. A pesar del considerable racismo interior, muchos de esos ciudadanos palestinos están profundamente implicados en la sociedad israelí. Hay médicos y enfermeras árabes en los hospitales israelíes, estudiantes árabes en las universidades israelíes, etc. Existe un notable grado de coexistencia y cooperación entre judíos y árabes allí. Pero un colega judío de la corriente mayoritaria que podría tratar a su compañero de trabajo árabe de forma perfectamente decente seguiría estando orgulloso de un hijo soldado que se encontrara “sirviendo al país” en los Territorios Ocupados. Él o ella seguiría repitiendo la propaganda racista sobre el «peligro demográfico» representado para el Estado de Israel por sus ciudadanos árabes, se creería los sanguinarios discursos televisivos de los generales y ex-generales, y votaría por cualquiera de los tres principales partidos sionistas, el Likud, Kadima y el Laborista, cuyos dirigentes llevan años entregados a tareas de limpieza étnica.

Por el bien de las dos naciones que viven en este país esta ignominia debe cesar. Debe ser detenida por la presión externa, porque dentro de Israel en la actualidad no existen fuerzas políticas significativas capaces de plantarle cara. Por favor, amigos míos, hagan algo, y háganlo urgentemente. Y, por favor, hagan caso omiso de las eternas “negociaciones” entre nuestro gobierno y la impotente Autoridad Palestina: no son más que una tapadera para avanzar aún más en la pieza étnica. Si no me creen, vengan a ver la masiva construcción de asentamientos en Jerusalén oriental y Cisjordania y los muros de los guetos palestinos.

Victoria Buch es académica israelí y activista del movimiento contra la Ocupación.

[1] La Piedad de Todo, libro de Amos Elon sobre los judíos alemanes.

[2] De una reseña sobre el libro de Makdisi: Inside Out Palestina, Lena Tuffaha Khalaf, IMEU 2008.

[3] Las víctimas justas, de Benny Morris

[4] Recopilados por Stephen Lendman. Véase: http://www.zmag.org/znet/viewArticl…)

[5] El nacimiento de Israel: Mitos y realidades, de Simha Flapan

[6] El texto completo de la entrevista se encuentra en el sitio web de Counterpunch

[7] *Se puede encontrar información, por ejemplo en la revista Ocupación, sitio web del movimiento activista israelí contra la Ocupación.

[8] Desinformación, secretismo y mentiras: cómo se urdió la ofensiva contra Gaza, de Barak Ravid, Haaretz

http://www.haaretz.com/hasen/spages…

Fuente: http://www.counterpunch.org/buch010…

Artículo del año 2009.

* Victoria Buch (Polonia, 1954-Israel 2009). Su familia permaneció en Polonia, aun después del Holocausto. Su abuela y tía fueron asesinadas en el campo de la muerte conocido como Treblinka. En 1968, emigró a Israel después de una ola de antisemitismo tras la Guerra de los Seis Días que les costó a sus padres sus puestos universitarios.

Estudió química y obtuvo su doctorado a los 30 años con 16 artículos publicados.

Ella y su hermana se involucraron activamente contra la Ocupación Israelí. Victoria fundó la revista The Occupation y participó con Jeff Halper y Meir Margalit contra la demolición de casas palestinas.

Obs: Gracias a Luis Feld por enviarnos la nota.

Meus queridos primos sionistas

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hondaPor Julio Rudman.

«Os palestinos são os judeus dos judeus» (Eduardo Galeano).

Tínhamos poucos anos. 6,7, 8 (antecedente de um programa de TV imperdível!). Nas esquinas de nosso bairro, ao amparo de árvores miraculosos no deserto verde que é a cidade de Mendoza, saíamos para procurar filhotes de passarinhos, munidos de estilingues. Se os filhotes eran de pombas, melhor. Bicho de porcaria erro de Picasso, Machado, Guillén e associados, como para demonstrar que os gênios também erram.

Procurávamos pedras apropriadas e, geralmente, nossas excursões assassinas terminavam num fracasso absoluto, com os pés descalços nos açudes trocando figurinhas e xingando a professora por alguma bronca considerada injusta.

Lembrei-me destas cenas por causa do vídeo que o governo israelense mostrou, para justificar o assassinato cometido no navio turco, com ajuda humanitária para Gaza.

Meus primos, quase todos, são sionistas. Gosto deles, os amo, talvez. Eles ficaram tristes com a minha adesão militante com o povo palestino. Igual os amo, talvez. Cada vez que nos vemos somos família, somos solidários, suponho que são bons pais, trabalham honestamente, gostam de mim. Com certeza.

Vivem convencidos de que sionismo e judaísmo são sinônimos. Não compreendem como eu, judeu também, admiro a capacidade de síntese de Galeano, ou de Saramago, por exemplo, em relação a este assunto. Seria, então, uma sorte de semita antissemita que não entende a história trágica do, mal chamado, povo escolhido.

Disse, e mantenho, que minha diatribe não é contra Israel. É contra seu governo nazista, discriminador, terrorista, que tem legalizada a tortura e aplica o conceito de «espaço vital» como o fez o Terceiro Reich.

Disse, e mantenho, que ninguém estimula mais e melhor o antissemitismo que Netanyahu e seus capangas.

Disse, e mantenho, que me sinto mais irmão da Tupac e Milagro Sala que dos milicos israelenses que massacram seres indefesos, armados com estilingues e bolinhas de gude, como nós na infância.

Os policiais da nossa infância não eram sionistas, por sorte. Alguns anos depois viraram muito bons alunos de instrutores franceses e israelenses, e sofremos as consequências. Deixaram-nos a céu aberto, nos roubaram nossos meninos, fizeram sumir 30.000 dos melhores. E não foi com estilingues e bolinhas de gudes.

Vários primos queridos pediram para eu não enviar mais mensagens antijudaicas. Minhas mensagens são antinazistas. Tomara que entendam. Mesmo assim, continuo gostando deles.

 3 de junho de 2010

Mis queridos primos sionistas

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honda

 Por Julio Rudman.

«Los palestinos son los judíos de los judíos» (Eduardo Galeano)

Teníamos pocos años. 6,7, 8 (¡anticipo de un programa de TV imperdible!). En las esquinas de nuestro barrio, al amparo de árboles milagrosos en este desierto verde que es Mendoza, salíamos a buscar pichones, munidos de gomeras (hondas se le dice por aquí). Si los pichones eran de palomas, mejor. Bicho de mierda, error de Picasso, Machado, Guillén y asociados, como para demostrar que los genios también pifian.

Buscábamos piedras apropiadas y, generalmente, nuestras excursiones asesinas terminaban en rotundo fracaso, con los pies desnudos en las acequias, cambiando figuritas o puteando a la maestra por alguna reprimenda considerada injusta.
Recordé estas escenas a raíz del video que mostró el gobierno israelí, para justificar el asesinato cometido en el barco turco, con ayuda humanitaria para Gaza.
Mis primos, casi todos, son sionistas. Los quiero, los amo, tal vez. Los entristeció mi adhesión militante con el pueblo palestino. Igual los amo, tal vez. Cada vez que nos vemos somos familia, somos solidarios, supongo que son buenos padres, trabajan honestamente, me quieren. Seguro que me quieren.
Viven convencidos de que sionismo y judaísmo son sinónimos. No comprenden cómo yo, judío también, admiro la capacidad de síntesis de Galeano, o de Saramago, por ejemplo, respecto de este asunto. Sería, entonces, una suerte de semita antisemita que no entiendo la historia trágica del, mal llamado, pueblo elegido.
He dicho, y lo sostengo, que mi diatriba no es contra Israel. Es contra su gobierno nazi, discriminador, terrorista, que tiene legalizada la tortura y aplica el concepto de «espacio vital» como lo hizo el Tercer Reich.
He dicho, y lo sostengo, que nadie fomenta más y mejor el antisemitismo que Netanyahu y sus secuaces.
He dicho, y lo sostengo, que me siento más hermano de la Tupac y Milagro Sala que de los milicos israelíes que masacran seres indefensos, armados con gomeras y bolitas, como nosotros en la infancia.
Los policías de nuestra niñez no eran sionistas, por suerte. Unos años después se hicieron muy buenos alumnos de instructores franceses e israelíes, y así nos fue. Nos dejaron a la intemperie, nos robaron nuestros chicos, se chuparon a 30.000 de los mejores. Y no fue con gomeras y bolitas.
Varios primos queridos me pidieron que no les envíe más mensajes antijudíos. Mis mensajes son antinazis. Ojalá lo entiendan. Igual los quiero.
03-06-2010

Gilad Atzmon: O judeu errante em Buenos Aires

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Gilad Atzmon, ex-israelense, saxofonista e compositor, escreveu dois romances e diversos artigos. Sempre polêmico, ele dedica a sua vida a defender a causa palestina e a sua música. Obrigada a Dagoberto Bordin, de Florianópolis, Brasil, que está passando um tempo em Buenos Aires e escreveu este artigo especialmente para nós, mesmo sem ser especialista no assunto.

Gilad Atzmon

Por Dagoberto Bordin.

“Os nazistas me fizeram ter medo de ser judeu, enquanto os israelenses me dão vergonha de ser judeu”. Com esta epígrafe de Israel Shahak, sobrevivente dos campos de concentração na Polônia, Gilad Atzmon dá a tônica do seu novo livro, La identidad errante (editorial Canaán), e mostra por que tanto ele quanto Shahak podem ser considerados antissemitas. Bem-humorado, Atzmon divertiu a plateia quando admitiu, ontem, na Biblioteca do Congresso Nacional, em Buenos Aires, que sente uma excitação quase libidinosa em confrontar os sionistas desde que se define como “judeu que odeia o judaísmo”.

Em La identidad errante, ele busca responder o que significa ser judeu, como se define a identidade política de um judeu, um indivíduo que se sente superior aos demais, afinal pertence ao povo escolhido, e, ao mesmo tempo, um indivíduo que gostaria de ser tratado como os demais. Para ele, o sionismo é um conceito que pertence mais à diáspora judia porque os israelenses, de maneira geral, não são sionistas. “O judaísmo secular é que se encarrega da limpeza étnica e não o judaísmo religioso. Os judeus ultraortodoxos da Torá são contra o sionismo e a favor dos palestinos” (N. da R. Se refere a grupos como Neturei Karta).

Para falar do judaísmo nesta acepção ideológica, ele usa o termo judeidade. “Não falo sobre judaísmo ou sobre judeus como etnia, raça ou religião”. Judeidade seria algo como uma qualidade primordial, transnacional, operada por uma rede que não tem um centro geográfico porque, segundo ele, não existem judeus ingleses, franceses, alemães ou estadunidenses e sim judeus que vivem na Inglaterra, França, Alemanha ou Estados Unidos. “O judeu é sempre um estrangeiro”.

Atzmon compara Israel com a Alemanha nazista. “Eles transformaram Deus em agente imobiliário e a aspiração de Israel não é a da terra prometida senão a de planeta prometido”. Isso faz com que os sionistas se sintam autorizados por Deus a destruir seus inimigos. “Como isso pode estar acontecendo em nossos dias sem o conhecimento do mundo?”, pergunta. E ele mesmo responde, explicando que os meios políticos e midiáticos estão subordinados aos interesses israelenses. A mídia de maneira geral, os bancos e a indústria do cinema, Hollywood, são controlados por judeus tanto nos Estados Unidos quanto na Inglaterra. “Eles conseguem fazer isso porque controlam a oposição”, explicou: “George Soros apoia as causas das minorias, ajuda e eleger Obama, ajuda os oprimidos, os gays. Toda a oposição a Israel também é financiada por Israel. Assim, você determina e limita a oposição”. Segundo ele, os “bons judeus”, esses que falam em nome dos palestinos, por exemplo, podem ser ainda mais perigosos que os “maus judeus”.

Com relação à representação política, ele cita o exemplo da Inglaterra. No Parlamento, se os judeus tivessem uma representação proporcional à de 0,46% da população (são 280 mil habitantes naquele país), eles teriam direito a três assentos. Em vez disso, ocupam 24 posições, oito vezes mais. Se a representação dos muçulmanos fosse nesta mesma proporção, eles teriam que ocupar no mínimo 200 dos 650 assentos da Câmara dos Comuns. “A história dos judeus é um mito, está distante da realidade, é uma invenção, e eles conseguem convencer os outros de que é verdade porque ninguém tem permissão para falar disso, já que os judeus se apropriaram do discurso sobre o racismo”.

Gilad Atzmon, que nasceu em Jerusalém e abdicou da cidadania israelense, critica, de dentro, o etnocentrismo judeu. “Tenho a percepção de que o meu povo vive numa terra roubada”. É uma sensação que ele traz da juventude, de sua experiência no exército, de quando atuou como paramédico, em 1982, durante a Guerra do Líbano, quando viu seu povo destruindo outras pessoas. Foi um trauma que deixou uma enorme cicatriz e o levou à decisão de que ele tinha sido enganado sobre o sionismo. “A oposição binária judeu-nazista é, em si mesma, consequência de um doutrinamento judeucêntrico”. Concluiu então que fazia parte de um estado colonial cujo objetivo era a pilhagem e a limpeza étnica. “Nós fomos doutrinados para a negação da causa palestina e não estávamos conscientes disso”.

Seu editor na Argentina, Saad Chedid, lembrou que a presidenta Cristina Kirchner se solidariza com o povo palestino porque compara a situação das Ilhas Malvinas com a dos territórios ocupados por Israel. “Trata-se do mesmo tipo de colonização”. A apresentação do autor foi feita pela jornalista Telma Luzzani, especialista em política internacional e autora de Territorios vigilados (Random House), em que mostra como operam as bases militares norte-americanas na América do Sul. Telma Luzzani elogiou a forma como o autor costura referências tão ecléticas como Freud, Lacan, os irmãos Cohen e Milton Friedman na sua tentativa de desvendar a identidade judaica. “Há uma rigorosa ignorância do genocídio que ocorre em Gaza e Atzmon, além de escrever, usa a música – o autor é renomado saxofonista – como instrumento para divulgação deste drama”.

O autor apresenta um filme biográfico nesta quinta-feira, Gilad, e, na segunda, 8 de abril, conversa com professores e estudantes no Centro Cultural Borges. Finalmente, na quarta-feira (10 de abril), faz uma palestra na Faculdade de Filosofia e Letras da Universidade de Buenos Aires.

Fotos de Dagoberto Bordin.

Gilad Atzmon: El judío errante en Buenos Aires

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Gilad Atzmon, ex israelí, saxofonista y compositor, ha escrito dos novelas y variados artículos. Siempre polémico, ha dedicado su vida a defender la causa palestina y a su música. Agradecemos a Dagoberto Bordin, de Florianópolis, Brasil, que está pasando un tiempo en Buenos Aires y escribió este artículo especialmente para nosotros, aun sin ser especialista en el tema.

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Por Dagoberto Bordin.

“Los nazis me hicieron tener miedo de ser judío, mientras que los israelíes me dan vergüenza de ser judío”. Con este epígrafe de Israel Shahak, sobreviviente de los campos de concentración en Polonia, Gilad Atzmon da la tónica de su nuevo libro La identidad errante (editorial Canaán), y muestra por qué él y Shahak pueden ser considerados antisemitas (N. de la T. por otros judíos). De buen humor, Atzmon divirtió a la platea cuando admitió, ayer, en la Biblioteca del Congreso Nacional, en Buenos Aires, que siente una excitación casi libidinosa por confrontar a los sionistas porque se define como “judío que odia el judaísmo”.

En  La identidad errante, busca responder lo que significa ser judío, cómo se define la identidad política de un judío, un individuo que se siente superior a los demás, al fin y al cabo pertenece al pueblo elegido y, al mismo tiempo, es un individuo que quisiera ser tratado como los demás. Para él, el sionismo es un concepto que pertenece más a la diáspora judía porque los israelíes, de forma general, no son sionistas. “Es el judaísmo secular el que se encarga de la limpieza étnica y no el judaísmo religioso. Los judíos ultraortodoxos de la Torá están en contra del sionismo y a favor de los palestinos” (N de la T: Se refiere a grupos como Neturei Karta).

Para hablar del judaísmo en esta acepción ideológica, él usa el término judeidad. “No hablo sobre judaísmo o sobre los judíos como etnia, raza o religión”. Judeidad sería algo como una cualidad primordial, transnacional, operada por una red que no tiene un centro geográfico porque, según él, no existen judíos ingleses, franceses, alemanes o estadounidenses y sí judíos que viven en Inglaterra, Francia, Alemania o Estados Unidos. “El judío es siempre un extranjero”.

Atzmon compara Israel con la Alemania nazi. “Ellos transformaron a Dios en agente inmobiliario y la aspiración de Israel no es la de la tierra prometida sino la del planeta prometido”. Eso hace que los sionistas se sientan autorizados por Dios a destruir a sus enemigos. “¿Cómo puede pasar eso en nuestros días sin que el mundo lo sepa?”, pregunta. Y él mismo responde, explicando que los medios políticos y mediáticos están subordinados a los intereses israelíes. Los medios en general, los bancos y la industria del cine, Hollywood, están controlados por judíos tanto en los Estados Unidos como en Inglaterra. “Ellos pueden hacer eso porque controlan la oposición”, explicó: “George Soros apoya las causas de las minorías, ayuda a elegir a Obama, ayuda a los oprimidos, los gais. Toda la oposición a Israel también es financiada por Israel. Así, se determina y limita la oposición”. Para él, los “buenos judíos”, esos que hablan en nombre de los palestinos, por ejemplo, pueden ser aún más peligrosos que los “malos judíos”.

En relación con la representación política, él cita el ejemplo de Inglaterra. En el Parlamento, si los judíos tuvieran una representación proporcional a la de 0,46% de la población (son 280 mil en ese país), ellos tendrían derecho a tres asientos En vez de eso, ocupan 24 posiciones, ocho veces más. Si la representación de los musulmanes tuviera la misma proporción, tendrían que ocupar por lo menos 200 de los 650 asientos de la Cámara de los Comunes. “La historia de los judíos es un mito, está lejos de la realidad, es una invención y ellos logran convencer a los otros de que es verdad porque nadie tiene permiso para hablar sobre eso, ya que los judíos se apropiaron del discurso sobre el  racismo”.

Gilad Atzmon, que nació en Jerusalén y abdicó de la ciudadanía israelí, critica, desde dentro, el etnocentrismo judío. “Tengo la percepción de que mi pueblo vive en una tierra robada”. Es una sensación que él carga desde la juventud, de su experiencia en el ejército, de cuando trabajó como paramédico, en 1982, durante la Guerra del Líbano, cuando vio a su pueblo destruyendo otras personas. Fue un trauma que dejó una enorme cicatriz y lo llevó a la conclusión de que había sido engañado sobre el sionismo. “La oposición binaria judío-nazi es, en sí misma, consecuencia de un adoctrinamiento judeocéntrico”. Concluyó entonces que formaba parte de un Estado colonial cuyo objetivo era el saqueo y la limpieza étnica. “Fuimos adoctrinados para la negación de la causa palestina y no éramos conscientes de eso”.

Su editor en Argentina, Saad Chedid, recordo que la presidenta Cristina Kirchner se solidariza con el pueblo palestino porque compara la situación de las Islas Malvinas con la de los territorios ocupados por Israel. “Se trata del mismo tipo de colonización”. La presentación del autor fue hecha por la periodista Telma Luzzani, especialista en política internacional y autora de Territorios vigilados (Random House), en que muestra cómo operan las bases militares norteamericanas en América del Sur. Telma Luzzani elogio la forma cómo el autor relaciona referencias tan eclécticas como Freud, Lacan, los hermanos Cohen y Milton Friedman en su tentativa de desvendar la identidad judía. “Existe una rigurosa ignorancia del genocidio que ocurre en Gaza y Atzmon, además de escribir, usa la música – el autor es un saxofonista famoso – como instrumento para la divulgación de este drama”.

El autor presenta una película autobiográfica este jueves, Gilad, y el lunes 8 de abril conversa con profesores y estudiantes en el Centro Cultural Borges. Finalmente, el miércoles (10 de abril) da una conferencia en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Traducción: América Latina Palabra Viva.

Fotos: Dagoberto Bordin.

Miko Peled, um Outro Judeu: O Filho do General

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Texto de apresentação e legendas: Jair de Souza.

Existe uma tendência muito forte entre a intelectualidade ocidental a negar validade a qualquer narrativa que provenha dos palestinos. Quase nenhuma credibilidade é atribuída a um relato se sua fonte for exclusivamente de origem palestina. É devido a este tipo de preconceitos que este vídeo de Miko Peled adquire maior significância.

Miko Peled é um judeu israelense, nascido e criado em Jerusalém, cujo pai era um jovem oficial do exército em 1948 e um importante general da IDF em 1967. Ou seja, Miko Peled nasceu e cresceu em uma família e em um ambiente de profundas raízes sionistas. Não obstante isso, as contradições da vida e seu sentimento humanista foram abrindo-lhe os olhos para a realidade que o circundava. É esta realidade o que ele trata de transmitir em seu livro O filho do general (The general’s son) e no relato do presente vídeo.

O que Miko Peled conta é de grande importância para todos, especialmente para aqueles que se identificam com o sionismo e com as posturas do Estado de Israel. Os fatos por ele relatados não são novidades para quem acompanha com certa proximidade o que vem sucedendo na Palestina nas últimas décadas. No entanto, em razão de suas origens nacional, cultural e étnica, as palavras expressadas em seu livro e neste documentário talvez sejam capazes de levar à reflexão a algumas pessoas que, até agora, aceitaram e assimilaram a narrativa sionista sobre o conflito na Palestina.

Podemos esperar que, mesmo depois de ler ou ouvir os relatos de Miko Peled sobre as brutalidades inumanas praticadas pelas forças de ocupação sionistas contra a indefesa população civil palestina, vários dos atuais apoiadores de Israel continuem a apoiá-lo. Mas isso só será possível para aqueles que se afastarem completamente de toda e qualquer preocupação humanista para se aferrar a um espírito pura e exclusivamente tribal. Ou seja, um espírito que leve a validar tudo o que possa render benefícios aos membros de minha tribo, sem nenhuma preocupação pelo que isso possa causar aos outros.

Contudo, assim como ocorreu com o próprio Miko Peled, muitos dos atuais defensores das políticas sionistas também poderão ser sensibilizados ao tomar contato com a realidade. A única condição prévia para que isso possa se dar é o predomínio de uma consciência humanista, coisa que, a despeito dos esforços dos ideólogos sionistas para eliminá-la, acreditamos estar presente no íntimo da maioria dessas pessoas.

Os fatos aqui relatados por Miko Peled dificilmente poderão ser rebatidos. As provas são por demais contundentes! Talvez os sionistas mais militantes prefiram não assistir a este vídeo e expressar suas críticas ao mesmo de modo automático. Não podemos condená-los por isto. É muito angustiante defender uma posição sabendo que ela vai contra aquilo que no íntimo consideramos justo. Por isso, a ignorância pode servir como uma prevenção neste caso.

Miko Peled, un Otro Judío: El hijo del general

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Texto de presentación y subtítulos: Jair de Souza

Hay una fuerte tendencia entre la intelectualidad occidental a negarle validez a cualquier narrativa que provenga de los palestinos. No se atribuye casi ninguna credibilidad a un relato si su fuente es exclusivamente de origen palestino. Es debido a este tipo de prejuicio que este video de Miko Peled adquiere mayor relevancia.

Miko Peled es un judío israelí, nacido y criado en Jerusalén, cuyo padre era un joven oficial del ejército en 1948 y un importante general de la IDF en 1967. O sea, Miko Peled nació y creció en una familia y en un ambiente de profundas raíces sionistas. Aun así, las contradicciones de la vida y su sentimiento humanista fueron abriéndole los ojos para la realidad que lo circundaba. Es esta realidad lo que él trata de transmitir en su libro El hijo del general (The general’s son) y en el relato del presente video.

Lo que Miko Peled cuenta es de gran importancia para todos, en especial para los que se identifican con el sionismo y con las políticas del Estado de Israel. Los hechos que él aquí relata no son novedades para quienes han estado siguiendo más o menos de cerca los sucesos en Palestina en las últimas décadas. No obstante, en razón de sus orígenes nacional, cultural y étnico, las palabras que él expresa en su libro y en este documental quizás sean capaces de llevar a la reflexión a algunas personas que, hasta ahora, han aceptado y asimilado la narrativa sionista sobre el conflicto en Palestina.

Es probable que, aun después de haber leído u oído los relatos de Miko Peled sobre las brutalidades inhumanas practicadas por las fuerzas de ocupación sionistas en contra de la indefensa población civil palestina, varios de los actuales partidarios de Israel continúen a apoyarlo. Pero eso solo será posible entre aquellos que se alejen completamente de toda y cualquier preocupación humanista para aferrarse a un espíritu pura y exclusivamente tribal. O sea, un espíritu que los lleva a validar todo lo que pueda aparentemente rendir frutos a los miembros de su propia tribu, sin importar para nada los daños y sufrimientos que eso pueda causarles a los otros.

Sin embargo, así como le pasó con el propio Miko Peled, muchos de los actuales partidarios de las políticas sionistas también podrán ser sensibilizados al tomar contacto con la realidad. La única condición previa para tal es que haya en su interior el predominio de una conciencia humanista, cosa que, a pesar de los esfuerzos de los ideólogos sionistas para erradicarla, creemos estar presente en el íntimo de la mayoría de esas personas.

Los hechos aquí expuestos por Miko Peled difícilmente podrán ser negados. Las pruebas son por demás contundentes. Puede que los sionistas más militantes simplemente prefieran no ver este video y externar sus críticas al mismo de modo automático. No podemos condenarlos por tal comportamiento. Debemos reconocer que es muy angustiante defender una posición a sabiendas de que ella está en contra de lo que nosotros mismos en nuestro íntimo consideramos justo. Por eso, la ignorancia puede servirles a algunos como prevención en este caso.